Emprender puede ser complicado si no contamos con el asesoramiento adecuado o si no tenemos claro qué pasos seguir en cada momento.
Desde Jeff te explicamos qué es un contrato de franquicia y para qué sirve.
Este documento no solo establece las bases sobre las que se fundamenta un modelo de negocio: también nos da mucha información sobre un franquiciador, su modelo de negocio y los compromisos que se deben cumplir.
Un contrato de franquicia es un documento privado y de carácter legal acordado entre dos partes: franquiciador y franquiciado.
Con su firma, el primero otorga al segundo el derecho a desarrollar una actividad comercial y un sistema propio de comercialización de productos o servicios.
Esto incluye el derecho/obligación de utilizar su nombre o marca comercial, su know-how y su método empresarial.
El contrato de franquicia es un ejemplo de cómo funciona este modelo de negocio, y establece unas normas para garantizar su viabilidad y crecimiento. A fin de cuentas, una franquicia consiste, precisamente, en repetir una fórmula con una rentabilidad ya probada.
Todo lo relativo a los contratos de franquicia está dispuesto en:
A este tipo de contratos también se les aplica la normativa europea. Concretamente, el Reglamento (UE) n.º 330/2010, de 20 de abril (Reglamento de exención por categorías) y las normas del Código de Comercio sobre formación y contratos.
Todas las franquicias de una marca siguen las mismas directrices en cuanto a funcionamiento, proveedores, imagen, metodología, procesos, logística, etc.
Sin embargo, hay diferentes tipos de contrato en función de los bienes y/o servicios que vayamos a producir o comercializar.
Un contrato de franquicia es un documento exhaustivo donde aparecen reflejadas renovaciones, sanciones y cesiones vinculadas a esta relación comercial.
Debe incluir:
Este tipo de contratos son muy descriptivos. Y por ser estándar (no se hace un contrato de franquicia para cada franquiciado), aseguran homogeneidad y sencillez.
Lo más importante que debes comprobar en un contrato de franquicias es su duración, objeto del negocio y compromisos adquiridos por ambas partes.
También hay que tener claras cuestiones como la zona de actuación, los royalties o la “no competencia”.
Los contratos de franquicia tienen como objeto regular la relación entre las partes. En este caso establece las bases para una concesión del franquiciador al franquiciado del derecho a abrir un negocio de su red de franquicias y poder desarrollar la actividad conforme a unas las normas establecidas en el contrato.
Este documento es clave para extender el emprendimiento con el modelo de negocio de la franquicia.
Aunque los contratos de franquicia tienen una duración determinada, casi todos añaden la posibilidad de prórroga o renovación.
Su duración habitual es entre cinco y diez años, aunque puede pactarse una franquicia su renovación automática.
Un contrato de franquicia no asegura el éxito de un negocio ni su rentabilidad. Sin embargo, en Jeff creamos modelos de negocio que buscan crear un vínculo real con los clientes a largo plazo.
Para conseguirlo, acompañamos a nuestros partners durante su proceso de emprendimiento y nos comunicamos con ellos de manera directa, clara y transparente.
Si estás pensando en abrir una franquicia y quieres saber más sobre nuestros contratos de franquicia ponte en contacto con nosotros.